domingo, 23 de abril de 2017

Eduardo Mendoza premio Cervantes

El martes fue uno de esos días en que medité, y eso no me ocurre muchas veces (Creo que la última vez fue durante el mundial de "naranjito" allá por el 82) .Y dentro de mi profunda meditación, y digo "profunda" porque medité en el metro, he llegado a conclusiones, lo cual ya es meritorio. Me congratulo por ello.

El caso es que analizando la historia de mi vida, de mis 56 años de éxitos, y pese a que alguno me ha tildado alguna vez de "altruista", e incluso otros lo hicieron de "generoso", el caso es que pensándolo bien, resulta que no es del todo cierto, y que como casi todo hijo de vecino me miro mucho el ombligo. Tal vez demasiado.

Que si mis novelas, que si mi casa, que si mi comida, mi novia, que si mi inmensa barriga, que si mis gustos, mi conversación, etc. En fin, que me embarga la doctrina MIMI, que a casi todos los seres humanos nos afecta. Todo es "mi", no incluyo el parámetro "ellos".Estaréis de acuerdo conmigo: la doctrina MIMI es escandalosamente egoísta.

Así que no está de más, sin dejar de quererme, que es cosa buena, que de vez en cuando, piense en los demás, que como se dice hatitualmente...también existen. Como Teruel. He dicho "pensar en los demás" y eso incluso suena muy bien, y más si cabe si no tenemos otra forma mejor dónde perder el tiempo,  pero creo que es mejor "hacer por los demás" . Eso sí que mola. Me he puesto manos a la obra. De manera inmediata.

Así que ni corto ni perezoso, compré dos vieiras, las he cocinado al horno y se las llevé de tapita para que las comiera mi amigo Fran el del ESTAR CAFÉ donde no se sirven comidas pero sí ricos batidos y bebidas, y que se pasa en el bareto desde las 7 de la tarde y se ha de buscar la cena. Esta ha sido mi buena acción de la semana. No hay nada como ser altruista. No, no he salvado ninguna patria, desvalido, ni he desfacido ningún entuerto, pero es genial pensar en los demás.Vale, vale, lejos está de las grandes acciones de Teresa de Calcuta o Vicente Ferrer (el de la India, no el otro), pero por algo se empieza, y además...qué ricas estaban las vieiras y mi amigo quedó encantado.

Seguramente no cese este ataque de bondad que padezco, y de seguir así, todas las semanas pienso alegrar el día a alguien. Es muy sencillo, así de fácil como comprar dos vieiras. Lo intentaré con la fabada la próxima semana. Me enriquecerá repartir raciones de bondad asturiana por ahí.

Sí, lo has acertado: estoy a dieta de nuevo. Habemus monotema gastronómico. Qué remedio. Mis 97,2 kilos a comienzos de semana tienen la culpa. Qué cruz. Los dos deseos contrapuestos vuelven a manifestarse claramente: por un lado deleitarse engullendo diferentes viandas y líquidos espirituosos varios, y por otra parte la de bajar peso en la báscula a la mañana siguiente. Lo de siempre: el bien contra el mal, los Pecos versus Extremoduro, la cuaresma contra el carnaval, ¿estudias o trabajas?. No hay medias tintas o lo coges o lo dejas. Ahora es época de dejarlo.

Porque esto de la dieta es una cruz, pero tiene una ventaja: creo que uno está más lúcido. Por eso la gente espiritual, además de los guerreros de antaño, la suelen practicar . Yo también la debería de practicar la mesusra en el comercio y bebercio cuando escribo. Quizás me concentrase más en lo que dicto, y así, de paso, aumentase más el número de mis lectores, que son geniales, pero no muchos.

El que es genial es Eduardo Mendoza. Nunca dejaré de recomendar sus novelas, en especial "Sin noticias de Gurb" . Un peazo de novela, y por eso me alegro de que le hayan dado el premio Cervantes. Es de los pocos escritores con gracia, con los que francamente  te ríes y eso es una gran cualidad, porque la literatura, en general, está así como triste. Con grandes obras y estupendos autores, pero triste, y es una pena.  Me enorgullece que algún crítico haya dicho que en alguna de mis novelas me parezco a Eduardo. Todo un piropo para este escritor en busca de su sexta novela. Que seguramente será o intentará ser un canto al humor, al humor que falta en la literatura actual. Tengo las ganas, pero me faltan los protagonistas y la trama. Creo entonces, sin lugar a duda, que lo conseguiré, porque tener ganas lo es todo. Pues eso: enhorabuena Eduardo.

Y no dejéis por favor de comprar cupones de la ONCE, que es cosa buena. Hasta la próxima
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